Apenas había podido conducir mi coche no automático por el dolor de la fibromialgia. El dolor, durante años, había sido espantoso. En mi segunda sesión conmigo misma (20 minutos) tuve que hacer la compra. No me había centrado en la fibromialgia, pero cuando conduje desapareció todo el dolor, incluso al subir y bajar las ventanillas. Me encontré "dando tumbos" por la ciudad sin ninguna dificultad. Esto fue hace meses y ha continuado, para mi gran alegría. Hice la mayor parte del trabajo con otras personas en "situación desesperada" y al cabo de unos meses me di otros 20 minutos.

Esta vez -y aquí quiero añadir que no me centré en el dolor- después de mi sesión, aunque ésta tardé un poco en notarlo, descubrí que ya no necesitaba ir al neurólogo para que me pusiera tres dolorosas inyecciones para minimizar el dolor de mi nervio pinzado. Antes tenía que llevar una almohada de espuma gruesa para aliviar el dolor, esto desde hace muchos años. Sólo trabajaba en cuestiones emocionales, lo que surgiera, y me he sentido tan bien o mejor de lo que me sentían las inyecciones.

Anara Brinmere ~ Asheville, NC

Comparte tu historia