Mi practicante fue capaz de señalar exactamente cuándo tuve una emoción que me hizo sentir ganas de suicidarme. De hecho, intenté suicidarme a la edad que ella pudo descifrar. A partir de esa experiencia, me sentí atraída por Emotion Code y sentí la necesidad de seguir este tipo de trabajo. Lo he practicado con otras personas, y a ellas también les ha sorprendido que yo fuera capaz de descifrar ciertas emociones, ¡a edades que para ellas tenían sentido!

~Carrie Bailey