Mi cliente tenía un historial de 50 años de claustrofobia severa. Como se pueden imaginar, esto restringía gravemente su vida a muchos niveles, y hasta tal punto que incluso ver la televisión o ir al cine le causaba un trastorno. Si la clienta percibía un espacio claustrofóbico en la pantalla, ¡me decía que literalmente saltaba y salía corriendo de la habitación!
Después de nuestra primera sesión, esta clienta me informó alegremente de que, por primera vez en su vida, había podido ver un determinado tipo de programa. Luego procedió a detallar con precisión todo lo que había visto en ese programa. Antes, este tipo de programa la habría hecho salir corriendo por la puerta, incluso al oír el título.
Estaba encantada de compartir todos los detalles de lo que había aprendido viendo el programa titulado ¡La vida en un submarino!

~Kirsty W.