Llevaba unos meses trabajando en mi Muro del Corazón. Tuve la oportunidad de ir a una misa católica y abrazar el cáliz de San Padre Pío. Noté que me sentía muy diferente.
Lo comprobé y el resto de mi Muro del Corazón había desaparecido. Ahora puedo sentir el amor de casi todo lo que está vivo. Y puedo sentir que irradio amor a los demás.
Primero escucho a mi corazón.
~ Deborah N.
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