Uno de los resultados más poderosos que hemos visto fue con nuestra nueva cachorra, Stella. Era la cachorra de un perro callejero y, cuando la acogimos, tenía dificultades para aceptar afecto. Mi marido dijo que su comportamiento le recordaba al de un niño autista. Hice dos sesiones con ella utilizando The Emotion Code. Tenía varias emociones propias atrapadas, y varias que había absorbido de su madre, muy nerviosa y traumatizada. Después de las sesiones, fue capaz de recibir afecto, y ahora es una perra muy cariñosa y equilibrada.
~Amy Henry Hardy