He sido bendecida con la oportunidad de presenciar una notable diferencia en mi abuela, que actualmente se encuentra en un centro de Alzheimer. Antes de que empezara a trabajar con ella en Emotion Code, era un montón arrugado de carne humana que murmuraba incomprensibles fárragos de palabras inconexas. En el transcurso de las últimas seis semanas, he observado literalmente una transformación increíble. Ahora se sienta erguida en su silla de ruedas y consigue armar frases completas y a veces elocuentes. Incluso fue capaz de decirle a mi abuelo (su marido desde hace 60 años) cuánto le quería de verdad y disculparse por no haber podido transmitirle ese mensaje en los últimos años.

~Anónimo