Hace unas tres semanas me pusieron un muro en el corazón. Tenía 93 millas de grosor y estaba hecho de titanio. Después de unas tres sesiones, Annie Fischer lo liberó. Desde entonces, me siento mejor conmigo misma y más feliz. Además, tengo más confianza en mí misma y me fijo más objetivos. Antes me costaba dejar que la gente entrara en mi vida, pero ahora estoy empezando a acercarme a personas que antes no conocía. Ahora que no tengo un Muro del Corazón, siento que puedo lograr más cosas en mi vida.

~Anónimo