Mi cuello estaba desalineado y los quiroprácticos no podían mantenerlo en su sitio. Me entraba un dolor repentino y punzante que iba desde la nuca hasta el ojo izquierdo... Parecía que me iba a estallar. A veces no me atrevía a moverme. Eso fue lo primero que intenté quitarme. No sabía hacer pruebas musculares, pero podía usar un cristal colgante. Se fue y no ha vuelto. Qué bendición es este sistema.

~ Verdell C.

Comparte tu historia