Body Code al rescate

Nada como un buen baño caliente para relajar el espíritu, calmar los nervios y despejar la mente. Las velas aromáticas y las sales de baño contribuyen al ambiente. Estaba sumergido hasta las orejas en agua caliente cuando mi fiel amigo felino y súbdito de Body Code , Kia, vino a verme al baño. No era nada inusual, ya que Kia siempre se interesa por cualquier actividad que yo esté realizando en casa, el centro de su pequeño e íntimo universo desde que es una "gata de interior". En numerosas ocasiones en el pasado la ágil Kia saltaba al borde de la bañera y se posaba allí, lo suficientemente cerca como para observar la agradable inactividad de la tarde y mantenerse alejada del agua ofensiva. En condiciones normales, esta era una oportunidad para una agradable y plácida apreciación de simplemente estar en el momento para la gata y su humano, flotando en la paz soñadora de un baño nocturno. Excepto esta noche.

La rutina habitual de Kia junto a la bañera consistía en deslizarse hábilmente por la pasarela a lo largo de su borde y saltar hasta una mesita situada junto a la cabecera de la bañera, su vía normal de salida hacia el suelo y a través de la puerta. Pero en esta ocasión había colocado sin querer varios frascos de loción y sales de baño sobre ella. Desde su posición ventajosa no vio ni previó los objetos que había sobre la mesa, e intentando hacer su habitual salto hacia la parte superior, se vio desarmada por la presencia de los objetos y cayó de espaldas contra el grifo de la bañera y en el agua caliente, revolviéndose, aterrorizada y desesperada por salir. En este drama de diez segundos, mi pierna derecha, su plataforma de lanzamiento para salir disparada de la bañera, se convirtió en un desastre ensangrentado y arañado, pero una vez liberada del agarre acuoso de la desesperación, se metió debajo de la cama, mojada, fría, traumatizada y sin ganas de salir. Ni que decir tiene que desde entonces no ha vuelto a acompañarme al baño.

La saqué, la enrollé en una toalla suave y la aterroricé aún más.

Tenéis que entender que se trata de una gata de refugio que llegó a mi vida y a mis cuidados con muchos problemas, entre los que no eran los menores el trauma y el retraimiento social. He llegado a comprender que nuestra relación, que se ha convertido en una relación basada en la experimentación terapéutica y en la confianza mutua, ha sido designada divinamente. Yo soy su cuidadora y ella es mi maestra.

Supe inmediatamente que debía utilizar la tecnología Body Code con Kia. Ella me permitió acceder a su naturaleza animal inconsciente, ayudándome a comprender que el resbalón en la bañera, y en particular la caída contra el grifo, le había lesionado el sacro y la parte inferior lumbar L5, el pubis, el tórax y el esternón. Además, sufría el impacto emocional del terror, la inseguridad, el abuso de sí misma y la baja autoestima, que eran el resultado de la caída literal en desgracia que experimentó aquella noche. Juntos curamos sus heridas físicas y emocionales y en poco tiempo volvió a ser ella misma. Cat y su humana tienen una gran compenetración... desde este accidente ha solicitado de forma rutinaria mis servicios continuos como practicante certificada de Body Code para la alineación periódica de estructuras y órganos, así como para el equilibrio emocional. Responde maravillosamente al tratamiento. Kia sigue progresando como la valiente gata que ha resurgido de las cenizas (¿o debería decir pozos negros?) de su estresante pasado para explorar con valentía otra de sus nueve vidas.

Escrito por:

Suz Speirs, CECP, CBCP
www.brainsymmetryaz.com