"Hace poco liberé una emoción de desesperanza heredada de mi abuela. Al igual que la historia de desesperanza de Dr. Brad, aunque quizá no tan profunda, nunca me di cuenta de que estaba ahí. Era sólo ruido de fondo. Pensaba que era normal. Normalmente me invade este sentimiento de desesperanza si tengo un mal día en el trabajo, o incluso si tengo la más mínima discusión con mi novio. Las discusiones con mi novio siempre me han resultado difíciles, aunque han sido escasas. Hacía montañas de un grano de arena, pensando cosas como: "Nunca me tratará como debería" o "Nadie me entenderá de verdad", seguidas de al menos una noche de sueño intranquilo. Pues bien, con mi pequeña discusión más reciente con él, cuando empecé a enfadarme por algo sin importancia, pensé: "Oye, esto podría ser una emoción atrapada". Así que utilizando el Código de las Emociones® la limpié, ¿y adivina qué? Me sentí bien. Y pude dormir. Me sentía totalmente diferente. Pensé: "Sí, puede que haya herido un poco mis sentimientos, pero estoy bien. No es el fin del mundo". Parece que ahora puedo manejar mucho mejor las discusiones, los problemas familiares e incluso el estrés laboral. Qué alivio. Y pensar que fue mi propia emoción".

~Claire M., Georgia, EE.UU.

Aunque Discover Healing no puede garantizar ningún resultado específico y los testimonios enviados no constituyen una garantía o predicción con respecto al resultado de cualquier persona que utilice El Código de la Emoción® para cualquier asunto o problema concreto, los testimonios publicados reflejan las experiencias de estos usuarios específicos.