Un amigo me llamó asustado. Es parapléjico y hace poco se volvió a romper la espalda al caerse de una silla de ruedas y tuvo que someterse a una operación importante. La zona donde le operaron no estaba cicatrizando. Comprobé que el nivel de toxicidad era del 83% y pude bajarlo al 40%. A la mañana siguiente había subido al 43%. Le pregunté al Señor cómo bajarlo más. Se me ocurrió la idea de pedirle a Dios que identificara la bacteria dañina y luego hacer una Desconexión Espíritu-Cuerpo y en menos de un minuto ¡había bajado a 23%! Al día siguiente mi amigo me dijo que se preguntaba qué estaba pasando porque de repente tenía toda esta fuerza en sus manos y antebrazos y se dijo a sí mismo, "¡Qué diablos está pasando! Se sienten mejor de lo que se han sentido en años; ¡se sienten rasgados!".

También funciona bien con los dolores de garganta.

- Robin Naylor (Washington, EE.UU.)