escrito por Dr. Brad

Todo el mundo sabe que el corazón humano es esencialmente un músculo. Más que ningún otro órgano, es el responsable de mantener nuestro cuerpo vivo de un momento a otro. Si el corazón deja de latir, es prácticamente tu fin, a menos que se tomen medidas drásticas y de inmediato. Creo que todos estamos de acuerdo.

El corazón también es un icono del amor. No hay más que pensar en los caramelos de San Valentín, las cajas de bombones con forma de corazón, los corazones de Cupido, etcétera. Pero, ¿qué tiene que ver esto en particular con las nociones románticas del amor?

En la antigüedad, el corazón humano parecía ser bien comprendido. Antiguas razas y pueblos pensaban que el corazón era "la sede del alma", "la fuente de nuestra creatividad" y "la morada del amor". El Antiguo Testamento dice que "como un hombre piensa en su corazón, así es él", y que Dios "no mira la apariencia exterior, sino que mira el corazón". Si el corazón no es en realidad más que una simple bomba, entonces todos estos viejos dichos no tienen ningún sentido.

Como somos modernos y estamos orgullosos de serlo, durante mucho tiempo hemos considerado estas ideas pintorescas y las hemos desechado como fantasías de ignorantes. Seguramente, si el corazón tuviera atributos tan fantásticos, ya los habríamos descubierto, con toda nuestra moderna tecnología científica.

¿Verdad?

Pues quizá sea mejor que se siente. Porque los nuevos descubrimientos sobre el corazón son bastante asombrosos, y nos están mostrando que los antiguos tenían más razón en sus creencias sobre el corazón de lo que nunca imaginamos.

Todo empezó el 3 de diciembre de 1967. Ese día el Dr. Christiaan Barnard realizó el primer trasplante de corazón con éxito. Desde entonces se han realizado muchos miles más. Pero a veces estos receptores de trasplantes de corazón informan de algunos sucesos extraños. A veces estas personas no sólo salen de la operación con un corazón nuevo, sino con apetencias y preferencias que no son las suyas. De hecho, a veces heredan recuerdos de lugares que nunca antes habían visitado, y a veces incluso "conocen" a personas que nunca habían visto. En todos los casos, estos lugares y personas eran conocidos, y estas apetencias y afinidades pertenecían al donante del corazón.

No se trata de un fenómeno inusual o aislado, y la mayoría de la gente ha oído hablar de este tipo de cosas. Por ejemplo, a un amigo de nuestra familia le trasplantaron el corazón. Cuando se recuperó, le entraron unas ganas tremendas de tomar café con leche y helado de avellana, anhelos que antes pertenecían a la mujer fallecida, cuyo corazón latía ahora en su pecho.

Un hombre de 25 años se sometió a un trasplante de corazón y, para alegría de su esposa, heredó del donante (una mujer) un impulso constante e impulsor de ir de compras. Supongo que, en este caso, su mujer puede haber conseguido por fin el compañero de compras que siempre había deseado.

Un abogado de Milwaukee recibió el corazón de un niño de 14 años y heredó unas ganas irrefrenables de darse un festín de barritas Snickers.

Una niña de siete años recibió el corazón de una desafortunada joven que había sido asesinada. Tras el trasplante, su sueño se vio constantemente interrumpido por terroríficas pesadillas en las que ella misma era asesinada. Finalmente, sus padres la llevaron a la policía, y sus descripciones del asesino de los sueños y de su arma homicida acabaron conduciendo a la detención y condena del asesino.

¿Hay alguna explicación para historias como éstas? ¿Pasa algo más con el corazón de lo que suponíamos?

El corazón es sin duda el órgano más potente del cuerpo, al menos desde el punto de vista magnético. Gracias a un instrumento relativamente nuevo, el magnetocardiagrama (MCG), los científicos han descubierto que el campo magnético del corazón se extiende hasta doce pulgadas de diámetro alrededor de una persona.

Los estudios también han demostrado que, si sientes amor o afecto por otra persona, tus latidos aparecerán en las ondas cerebrales magnéticas de esa otra persona.

Piénsalo un momento.

Aparte de lo que decimos y de nuestro lenguaje corporal, ¿existe otra forma más profunda de comunicarnos?

Recientes descubrimientos han revelado que el corazón ejerce una profunda influencia sobre el cerebro. De hecho, el propio corazón parece ser otro "cerebro" independiente. Los estudios demuestran que el corazón recibe información intuitiva del mundo que le rodea antes que el cerebro, y que se comunica constantemente con las células del cuerpo a través de los latidos. Parece que el cerebro de la cabeza obedece a los mensajes que le envía el corazón-cerebro.

¿Es realmente el corazón el núcleo de nuestro ser, la sede de nuestras almas, la fuente de nuestra creatividad y la fuente de nuestro amor? Creo que la respuesta es sí. Creo que los antiguos tenían razón desde el principio, y nosotros estamos empezando a descubrir lo que ellos sabían de algún modo en aquel entonces.

Recuérdalo la próxima vez que veas la imagen de un corazón, ese símbolo universal del amor y la conexión.