No es de extrañar que esta pandemia mundial haya causado estragos en todos los aspectos de la vida. Muchos han sufrido física, económica y emocionalmente. El Dr. Bradley Nelson comparte su punto de vista y su enfoque para superar estos tiempos difíciles.

Los sentimientos de soledad pueden ser muy difíciles de sobrellevar. La sociedad moderna ha tendido a aislarnos unos de otros incluso antes de la pandemia de COVID-19, pero desde su llegada, los sentimientos de aislamiento y soledad se han disparado.

Cientos de millones de personas han perdido su medio de vida debido a los cierres. La tasa de divorcios ha aumentado, al igual que la de suicidios. Aunque sabemos que el COVID-19 ha causado 2,8 millones de muertes en todo el mundo, incluidas casi 550.000 en Estados Unidos, los investigadores apenas están empezando a analizar el coste del aumento de la soledad como consecuencia de los cierres gubernamentales. Estos costes son especialmente elevados entre las personas mayores y las que viven solas.

"Para más de un millón de residentes en residencias de ancianos, los cierres han sido devastadores", informaba el New York Times. "Aislados de sus familias y confinados en sus habitaciones, muchos residentes perdieron peso y vieron empeorar sus dolencias. Algunos estaban cada vez más confusos. Otros se hundieron en la depresión y la desesperación".

Durante más de un año, las autoridades sanitarias han recomendado a los ciudadanos que lleven mascarillas y se mantengan a una distancia mínima de dos metros para frenar la propagación del virus. Pero llevar mascarillas y no poder compartir un simple contacto también tiene un coste.

Estamos diseñados para prosperar en la interacción social. Gran parte de nuestra capacidad para expresar nuestro estado emocional se ha ocultado tras máscaras. Intentar navegar en un mundo en el que es imposible saber lo que la gente siente realmente por nosotros o cuáles son sus verdaderas intenciones es increíblemente desorientador y muy aislante.

El distanciamiento social también aumenta los sentimientos de aislamiento, ya que las personas son incapaces de compartir un abrazo con un pariente en una residencia de ancianos o con un recién licenciado que no pertenece a su familia inmediata. Cuando llegamos a temer el contacto humano, perdemos una de las cosas primordiales que hacen que nuestra vida merezca la pena y traen alegría a nuestras almas.

En momentos como éste, es más importante que nunca centrarse en las cosas buenas de la vida. Puede sonar trillado, pero "contar tus bendiciones" cambiará tu estado de ánimo hacia lo positivo en poco tiempo. Plantéate hacer una "dieta mediática". Deja de ver las noticias durante un tiempo. Sal a la calle, da un paseo y respira. Tu cuerpo fue diseñado para respirar, igual que fue diseñado con un sistema inmunitario que te ayuda a combatir las enfermedades.

Si los sentimientos de soledad te abruman, haz algo al respecto. Utiliza Internet para ponerte en contacto con personas con las que has perdido el contacto. Reconecta con familiares si puedes hacerlo de forma positiva. En lugar de centrarte en tus propios sentimientos, piensa en lo que podrías hacer para ayudar a otras personas que están sufriendo. Busca actos de servicio que puedas hacer por ellos.

Por último, recuerda que nunca estás realmente solo.

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