Como alguien que está familiarizado con Emotion Code, es probable que suscriba la idea de que, como ser emocional, puede ser perseguido y obstaculizado por las energías emocionales que inhiben su cuerpo. Aunque estas "emociones atrapadas" pueden ser desencadenadas por acontecimientos emocionalmente cargados que sucedieron en el pasado, los poderes de la curación energética y la prueba muscular efectiva pueden ayudar a despejar los Muros del Corazón, liberar emociones subconscientes dañinas y mejorar la sensación general de bienestar emocional del cuerpo.

La historia de las pruebas musculares manuales se remonta a principios del siglo XX, cuando se utilizaban para medir los niveles de discapacidad en pacientes que sufrían lesiones nerviosas como consecuencia de lesiones y enfermedades como la poliomielitis. Sin embargo, a pesar de que las pruebas musculares existen desde hace décadas, la práctica sigue desarrollándose y los expertos encuentran continuamente formas de hacer que el procedimiento sea más aplicable y eficaz tanto para los profesionales como para los pacientes.

Los tres consejos siguientes pueden ayudarle a perfeccionar sus habilidades para las pruebas musculares y a determinar qué métodos y prácticas son más eficaces para usted.

Probar repetidamente preguntas con respuestas conocidas

Una de las mejores formas de poner a prueba y mejorar de forma rutinaria tus habilidades para realizar pruebas musculares es formular repetidamente preguntas con respuestas conocidas y concretas. Esto no sólo ayuda a que tus músculos respondan mejor a preguntas claras de "sí" y "no", sino que mejora tu capacidad para leer tu cuerpo y confiar en la respuesta de tus músculos.

Considere la posibilidad de dominar la "Prueba de la yema del dedo" descrita por el Dr. Bradley Nelson. Hágase a lo largo del día preguntas descaradamente sinceras, como cómo se llama, qué fecha es, cuántos años tiene, etc., mientras frota simultáneamente las yemas de los dedos pulgar e índice. Si la respuesta es sí, positiva o congruente, las yemas seguirán deslizándose con facilidad. Si la respuesta es no, negativa o incongruente, los dedos tenderán a pegarse y no se deslizarán con tanta facilidad, debido al cambio en el campo energético del cuerpo.

Test muscular para saber qué quiere tu cuerpo

Antes de que pueda empezar a exponer y descubrir realmente las energías conectadas a su mente subconsciente y que la afectan, el Dr. Nelson recomienda convertirse en un experto en hacer pruebas musculares a su cuerpo para determinar lo que quiere. Esto puede hacerse mediante la prueba del Anillo en Anillo, en la que se hacen anillos entrelazados con los dedos y, mientras uno se hace una pregunta como "¿Quiero comerme esta manzana?", se tira suavemente de los anillos con la intención de separarlos. Si ves que tus dedos se resisten y no se separan fácilmente, esto indica una respuesta afirmativa de que, sí, tu cuerpo quiere comerse la manzana. Si tus anillos se separan con más facilidad, esto indica que tu cuerpo no quiere la manzana.

Hazlo con frecuencia a lo largo del día, preguntándole a tu cuerpo qué es lo que quiere. Recuerda que debes escuchar a tu cuerpo más que a tu mente: aunque creas que no quieres ir al gimnasio o echarte una siesta, puede que tu cuerpo te diga lo contrario. Si consultas con regularidad tus energías internas, serás capaz de entender realmente lo que te dicen tus músculos.

No te centres en los dedos

Uno de los errores más comunes que comete la gente con sus pruebas musculares es que tienen tendencia a centrarse en sus dedos mientras intentan obtener una respuesta. En realidad, esto dificulta la obtención de una respuesta, y he aquí la razón. Imagina que eres un mecanógrafo. Tus dedos vuelan sobre el teclado a 100 palabras por minuto, transcribiendo el documento en el que estás concentrado. Sus dedos saben lo que tienen que hacer. Cualquiera que mecanografíe a gran velocidad le dirá que si empieza a pensar en lo que están haciendo sus dedos o si los mira, su velocidad disminuye drásticamente y empieza a cometer todo tipo de errores. Las pruebas musculares funcionan mejor si no te centras en los dedos y en lo que están haciendo. En lugar de eso, concentra tu mente en la pregunta que estás haciendo, o en la persona a la que estás probando. Deja que tu corazón se llene de amor y gratitud hacia esa persona, incluso si esa persona eres tú. Permita que la prueba muscular tenga lugar ligeramente desconectada de usted. Descubrirá que funciona mucho mejor de esta manera.

Cuidado con la presión

Uno de los aspectos más difíciles de dominar las pruebas musculares es saber cuánta presión aplicar y durante cuánto tiempo. Dado que sólo es necesario aplicar una cantidad nominal de presión para obtener una lectura precisa, aplicar demasiada presión puede interferir en los resultados de la prueba y dificultar la detección de la diferencia entre respuestas fuertes y débiles. Como en la mayoría de las cosas, seguirás mejorando tus habilidades cuanto más practiques las pruebas musculares, pero hay cosas que puedes hacer para asegurarte de que aplicas la cantidad adecuada de presión.

Quizá la forma más eficaz de mejorar el tacto sea aumentar lentamente la presión a lo largo de 1 a 3 segundos. Si se va a realizar una prueba muscular a sí mismo, ya sea con la prueba del anillo en el anillo o con la prueba de la almohadilla dactilar, aplique presión con la yema del dedo como si estuviera pellizcando un billete de un dólar. Después de formular la pregunta, aplique lenta y suavemente presión adicional mientras comprueba la respuesta muscular. Si realiza la prueba a otra persona, aplique una ligera presión como si estuviera tomando el pulso.

Aunque estos consejos están diseñados para ayudarte a perfeccionar tus habilidades en las pruebas musculares, lo más importante que debes recordar es que, para tener éxito, no debes invertir en una respuesta concreta ni dedicarte a dominar un consejo determinado. En su lugar, experimenta con diferentes prácticas de pruebas musculares y descubre qué tácticas funcionan mejor. Uno de los elementos más críticos de la prueba muscular es comprender lo que sientes en tu corazón. Si pides ayuda a Dios, llenas tu corazón de amor y gratitud y crees de todo corazón en tu práctica, podrás tratarte a ti mismo y a los que te reciben con el mejor cuidado posible.